Mis pensamientos son, normalmente, de naturaleza
varia. Una atenta
observacion de la vida y de las leyes que la gobiernan me ha enseñado que en verano hace calor, mientras que en invierno hace
frío. "Pero, me
decía a mi mismo, imaginemos que fuese a la inversa: que hiciera
frío en verano y calor en invierno. En tal caso, el invierno se
llamaría verano y el verano, invierno."
A mi cabeza
acudió un segundo pensamiento
todavía más interesante y sustancial, pero en el acto mismo olvide de que se trataba, y no
conseguí recuperarlo por más esfuerzos que hice.